Cuando era pequeña mi padre me contaba que cuando alguien entraba a trabajar en una pastelería le hacían comer la primera semana todos los pasteles que quisiera para que acabase harto y luego ya no comiese más. Yo creía que eso era imposible, quién se va a cansar de comer pasteles.
Pero ahora sé que eso es posible, y solo porque trabajo 7 horas diarias pegada a un ordenador, que además no es para nada, o al menos para mí, un pastel, y cuando llego a casa lo tengo tan aborrecido que no quiero sentarme delante suyo ni loca, así que mis visitas a este lugar y a otros comunes, que para mí eran un placer se van espaciando, y mi correo se llena inexcusablemente, sin que los demás tengan respuestas de más de 2 líneas en plan gracias. Creo que voy a cambiar de trabajo a una pastelería y así por lo menos adelgazaré.
No hay comentarios:
Publicar un comentario