jueves, abril 05, 2007

Oriente versus Occidente



O más concretamente Oriente versus yo.




El otro día cuando fui a una charla sobre el budismo debería haberme planteado lo que me iba a suceder viendo lo que me pasó con el yoga, pero no lo ví venir, y así me trague cerca de dos horas de charla reiterativa y con una cadencia lentisima sobre como vivir en paz y tranquilidad.




El resumen es algo así como: tú tranquilo, no te alteres por nada, porque todo es efimero; no ansies más porque esto es lo que hay; y no pienses en más de una cosa a la vez.




Y el resumen de mi vida o de mi yo es algo así como: no me da la gana tranquilizarme porque si todos nos tranquilizamos esto va a salir mal, que tú ya te has tranquilizado bastante, y tu eficacia brilla por su ausencia, algo tendré que hacer yo; no me da la gana rendirme, si lucho algo conseguiré; y tengo que pensar en mil cosas a la vez porque el día solo tiene 24 horas y yo necesito más, y tengo que tenerlo todo bajo control porque soy una neurótica.




Bien, yo entiendo que igual en el budismo eres más feliz, pero yo no quiero esa felicidad, no necesito una felicidad pletorica, pero tampoco el Nirvana.




Y para colmo ... tengo que oír en la charla que el budismo no es machista porque también hay lamas mujeres, y que detrás de todo gran hombre hay una gran mujer... genial, una prueba manifiesta de que no hay machismo, ellas están ahí, escondidas, apoyando la grandiosidad de ellos, que generosos ellos permitiendoselo. No, y en el catolicismo tampoco, por eso ellas pueden ser siervas del señor y detrás de todo sacerdote hay unas cuantas grandes mujeres encargandose del trabajo sucio.




Creemos nuestra propia religión, cada uno su propia filosofía de vida, con el único punto en común de vive y deja vivir.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Jaja, buenísimo el post. Yo también soy una acelerada, qué se le va a hacer. Ya he llegado a la conclusión de que no tengo remedio.

Besos orgiásticos.