D. perdió el partido y enfadado se marcho raudo en su coche, se marcho tan raudo que atravesó la barrera de un camión. I. lo acompañaba y se ve que quería ir un poco más despacio porque mientras despediamos a D., I. se quedaba en el hospital.
El padre de D. movido quizá por esa culpa que carga a los padres con los actos de sus hijos, fue a visitar a I. y allí mientras daba un abrazo a su homologo, entre dos aguas, vino la megafonía a separarlos, I. había emprendido el viaje y era hora de despedirse también de él.
Me pregunto, quizá porque veo demasiado "Cuarto Milenio", si D. acompaño a su padre ese día al hospital para guiar a I. a su nueva casa y decirle que alli no se estaba tan mal o que no sabía como se estaba pero que no quería ir solo.
Sea como sea, que sea para bien y que la paz os acompañe.
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